El vandalismo, ayer y hoy

Buenos Aires es una ciudad rica en arte público. Sus calles, sus plazas son como una galería de arte al aire libre que sorprende al caminante con esculturas, murales, intervenciones urbanas. Pero el espacio público es constante víctima de ataques de vandalismo y hostilidades, a veces con la intención de transmitir un mensaje o por el simple hecho de destruir lo ajeno. El último caso fue el ataque contra la escultura El pensador de Rodin, ubicada en la Plaza de los Dos Congresos. La obra, de 1906, es una de las dos réplicas fundidas del mismo molde original que hay en el mundo, y fue atacada con pinturas y leyendas a principio de mes. La escultura ya está siendo restaurada pero este caso me hizo reflexionar sobre el vandalismo en la historia del arte. El vandalismo es una conducta destructiva que no respeta nada y que suele expresarse a través de la violencia, hasta las grandes obras y el Patrimonio de la Humanidad se han convertido en víctimas de la depredación y la destrucción. Recordarán el caso de la obra de Gauguin agredida en Washington y no es el único caso: en 1956 nuestra amiga Mona Lisa fue atacada a piedrazos por un estudiante boliviano y el impacto desprendió pigmentos y resquebrajó el lienzo. El Coliseo Romano fue usado como cantera y si han visitado el Museo Británico sabrán lo que ha pasado con el Partenón. La lista es larga y para terminar les quiero recordar el origen de la palabra vandalismo: Los vándalos eran los integrantes de un pueblo bárbaro de origen germánico oriental que quedó en la historia como símbolo del salvajismo y de la falta de civilidad. Por eso el término vándalo hoy se utiliza para hacer mención a la persona que comete acciones propias de la gente salvaje, hace falta aclarar algo más?